EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

L A    I D E A    D E L    C O M I C

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

La Idea del Comic

Me he referido en otros escritos, como recuerdo y homenaje al inolvidable Manuel Gago y en torno al cómic, del que fue el español que más aportó al prestigio y arraigo de las series de aventuras en dibujos, al nacimiento en el mundo de este medio de evasión y entretenimiento. Muchos estudiosos de la materia lo sitúan en Europa, allá por las postrimerías del pasado siglo, mientras que otros, quizá por la gran expansión que tuvo, a prinicpio del actual en América. Sea como fuera ahí está, el cómic vive, ha invadido todos los medios de información impresa e incluso la televisión y el cine.

Muchaas veces Gago y yo, en los pocos minutos en que nos reuníamos en la Editora -cuando acudía a ella para recibir los encargos de trabajo o a la entrega de éste-, nos preguntábamos por el origen del cómic. Yo, que nunca acepté que su aparición en Europa y América fuese realmente el nacimiento del cómic, aunque reconozco que se considera así comercialmente -posible por el gran avance técnico de la imprenta y el grabado, que permitió su divulgación-, apoyaba mi tesis en que el cómic fue la consecuencia natural del hombre por comunicar sus emociones y dejar constancia de su entorno, la misma que se había manifestado a través de las distintas épocas en la historia de la humanidad.

Esto, que impulsó a los hombres a dibujar y utilizar técnicas que le permitiesen significar la aventura de su vida, fue, casi sin duda, el punto de partida de todas las manifestaciones del Arte y, como consecuencia, del cómic, que no pudo hacerse realidad, como hoy, hasta que los medios permitiesen su divulgación.

En aquellos momentos en que soliamos charlar durante su estancia en el pequeño saloncito de la Editora, le decía a Gago, por su tremenda vocación para expresar ideas a través del dibujo -y esto lo divertía profundamente-, que lo imaginaba a él en el paleolítico, barbudo y con una gran cabellera, medio cubierto su cuerpo con la piel de un oso y, con una tranca a su lado, pintando sobre las paredes de la cueva aquellas escenas que nos habían de dejar constancia de los animales con quienes convivían y a los que tenían que cazar para procurarse abrigo y alimento.

Que también lo veía en Atenas, mucho antes de la llegada de Jesucristo, decorando aquellos vasos, de los muchos que se conservan en los museos del mundo, en los que pintaba escenas de dioses mitológicos luchando contra gigantes. O escenas bélicas en las que pueden verse reyes vencidos, guerreros postrados y esclavas liberadas, resumiendo una historia que, quizá en nuestra era, pudo haber sido un bello y conmovedor cuaderno de aventuras.

O en la Edad Media, cuando la miniatura alcanza su mayor apogeo, ilustrando "Las Cantigas", "La Grande e General Historia", de Alfonso X el Sabio, "Las Antigúedades Judaicas" o el "Boccacio" -sólo asequibles a los pudientes-, y condenados durante siglos a ser ignorados por el pueblo que ansía saber y despierta atraído por el interés de las imágenes.

Y también, como no, pintando cartones para tapices, por los que desfilarían grandes cacerías, portentosas batallas con grandes ejércitos o fabulosos combates marinos que, seguramente, fueron para reyes, príncipes y palaciegos lo que hoy el cómic para esa inmensa masa de personas que discurre por caminos, pueblos y ciudades de la tierra, en pos de cumplir los deberes que les proporcionen sus derechos.

Sí, esta era mi conclusión, sobre el origen del cómic, que tanto divertía a Manuel Gago; pero lo que sí es cierto es que, en tantas ocasiones como he contemplado unas pinturas rupestres, las decoraciones de los vasos griegos, las páginas de los miniados o los tapìces de los palacios, no sé porqué razón acude a mi mente la idea del cómic.

J. Soriano Izquierdo para el número 79 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.


Miscelánea de El Guerrero del Antifaz

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