EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

L A    T R E M E N D A    C O I N C I D E N C I A

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

La tremenda coincidencia

El 29 de diciembre de 1980 se extinguía la vida del maestro Manuel Gago. Una vida prematuramente apagada, caudalosa de arte e imaginación, que proporcionó deleite y esparcimiento a miles y miles de sus seguidores.

Paradójicamente, el 29 de diciembre, para los que constituíamos el grupo de colaboradores de la Editorial Valenciana, era el día de las alegrías, de los comentarios, del saboreo festivo de nuestra gran fiesta: La Cena de Inocentes.

Los dibujantes y guionistas valencianos estábamos, respecto al cobro de nuestros trabajos, muy por debajo de los del resto de España. Pese a esto, no dejábamos de esforzarnos por superarnos en nuestras colaboraciones, y en no encarecerlas, para hacer posible la publicación de cuadernos y semanarios. Era la visión del sembrador que confía en ser recompensado con la cosecha.

Por esto, porque preferíamos ser tachados de inocentes a otra cosa, humorísticamente decidimos celebrar nuestra cena anual el día de los Santos Inocentes.

Y así lo estuvimos haciendo desde los años cincuenta, hasta que la muerte, las jubilaciones y el decaimiento nos fueron diezmando.

Eran cenas en las que reinaba la camaradería, el buen humor, las inocentadas y, siempre, el propósito de mejorar las publicaciones. Entre plato y plato, chiste y chiste, era muy difícil que no apareciese alguien con una idea para superar las publicaciones. Precisaría de muchas páginas para narrar las anécdotas que surgieron de aquellas cenas.

Acudíamos todos a la Cena de Inocentes. Enrique Partegás, gran pintor y extraordinario dibujante que tenía a su cargo las páginas de Grandes Sucesos, las vidas de niños Grandes Hombres y las didácticas. Alfonso Alamar, empleado de banca, formidable acuarelista, fabuloso dibujante y un narrador de chistes al que envidiarían con justicia los Arévalo y los Eugenio que hoy se pasean por los escenarios. Salvador, sutil y singular historietista, malogrado por una inesperada ceguera. José Liceras, abogado, licenciado de la Real Academia de Bellas Artes, comodín para la Valenciana, que lo mismo dibujaba retratos, juegos, recortables y laberintos, que pintaba portadas. Miguel Alejandro, profesor universitario depurado, poeta-guionista, especializado en los temas didácticos. Maximiliano Thous, escritor, consagrado poeta, redactor en nuestra editora. Jordán y Jover, publicista, corresponsal y poeta que, como todos los mencionados, ya sólo existen en nuestra estimación y recuerdo.

Y con ellos, aún con vida y Dios quiera que por muchos años, los guionistas Federico Amorós, A. Cienfuegos, P. Quesada, Juan Soriano, V. Tortajada, Alfonso Arizmendi, P. Senís y los dibujantes E. Vañó, padre e hijos, José Luis Macías, José Grau, Emilio Frejo, Sanchiz Cortés, Juan González Quesada, Ortiz, Ibáñez, Jesús Liceras, Cabedo, Serafín, P. Alférez, Nin, Rojas, Palop, Sanchis, Lanzón, Castillo, Cartus, Edgar, Karpa, Cedán, Sifre, Aliaga, P. Mir, Gomis, Morante, Grema, J. Vila, Cereco y esos etcétera, que, sintiéndolo mucho, no acuden a mi memoria.

No sería justo olvidar al administrativo de la Editorial, Vicente Calpe, que acudía a pagar la cena en nombre de D. Juan Puerto, y a Fernando Martínez Pastor, secretario de redacción, encargado de organizar y llevarnos a los mejores restaurantes.

Manuel Gago asistió a una o dos de las cenas. No se prodigó en ellas. Quizá que la conjunción con los humoristas no iba a su temperamento.

Contra el discurrir de las CENAS DE INOCENTES requería un espacio del que no dispongo.

Lo he referido por esa tremenda coincidencia de las fechas y para significar, una vez más, ese aspecto del maestro del cómic que fue Manuel Gago, que, por su total dedicación al trabajo, no podía reunirse con sus compañeros.

Feliz y próspero año 1983, queridos lectores.

J. Soriano Izquierdo para el número 87 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.


Miscelánea de El Guerrero del Antifaz

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