EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

E S T I M U L A N T E

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

Estimulante

En otro de mis escritos en homenaje al inolvidable Manuel Gago, me referí a la gran cantidad de dibujantes surgidos con motivo del éxito de sus aventuras LA PANDILLA DE LOS SIETE, EL PEQUEÑO LUCHADOR, PURK, EL HOMBRE DE PIEDRA, EL ESPADACHIN ENMASCARADO y EL GUERRERO DEL ANTIFAZ.

Fue un apasionante despertar de aficionados al dibujo. En las tapas de los libros, en las libretas e incluso por las paredes de colegios e institutos y academias, era fácil encontrar ilustraciones, más o menos proporcionadas, reproduciendo las figuras creados por Manuel Gago. Estos dibujos, trazados or impulso natural de manifestar una habilidad, en muchos transitoria, firme en quienes con la delineación de aquellas figuras descubrían una forme vocación, eran producto del atractivo que ejercían aquellos personajes de tan aparente sencillez.

Gracias a ello se cubrió el tremendo corte que pudo haberse producido en la publicación de EL GUERRERO DEL ANTIFAZ de no haber encontrado el dibujante idóneo para continuarla. Desde Julio de 1961 hasta febrero de 1963, más de medio centenar de episodios fueron dibujados por Matías Alonso, un extraordinario dibujante que se formó en Santurce (Vizcaya), estimulado por el gran atractivo que sobre él ejercían los dibujos de Manuel Gago.

Matías Alonso, como Manuel Gago, sentía la profesión tan apasionadamente que ni le doblegaba el cansancio ni le abatían las dificultades. Era -y deseo que por muchos años- como forjado por el mismo temple que se forjara al que eligió como maestro. Y tenía que ser así, para que la continuidad de la obra mantuviese el mismo espíritu y transmitiese idénticas emociones.

Durante los dieciocho meses en que Matías Alonso estuvo supliendo a Manuel Gago, EL GUERRERO DEL ANTIFAZ se mantuvo en el nivel de popularidad en que se había mantenido hasta ser continuado por el dibujante que legara de Santurce.

Pero si fue cierto que, al ser continuada de nuevo por Manuel Gago, la obra recuperó su personalidad, su fuerza sensitiva, eso que, pese a la gran categoría de quienes le suplieron, no pudieron aportar: el espíritu, el alma intransferible de la gran personalidad de Manuel Gago. Eso que no se ve, que no se palpa, pero que está ahí, que se siente. La razón del éxito, quizá.

J. Soriano Izquierdo para el número 30 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

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