EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

E L   N A C I M I E N T O   D E L   C O M I C

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

El nacimiento del comic

Quien puso atención al observar cómo una mancha de tinta en cada una de las hojas de un libro, al hacer pasar las páginas con rapidez, daba la sensación de saltar como un pelota, es indudable que halló el sistema para el cinematógrafo. Y cuando más tarde las manchas fueron sustituidas por dibujos de caballos o payasos, con graduados movimientos en cada una de las hojas y que al hacerlas pasar rápidamente los viese saltar o girar graciosamente, no hay duda de que asistía al principio de la civilización de la imagen.

aquellos dibujos que de estar uno en cada página pasaban a estar agrupados sobre un mismo plano con tantas vi&nitlde;etas como se precisasen para desarrollar la intención de su argumento, constituyeron la idea de la historieta y, sin discusión alguna, el nacimiento del Cómic.

Se me podrá argüir que el verdadero cómic es lingüístico visual, es decir confluencia de palabra e imagen; pero no es menos cierto que su intento es el de que la imagen se baste por sí misma para expresarlo todo.

así como el cine, que al igual que el cómic también nació sin voz, perdió su tremenda fuerza de expresión artística al a&nitlde;adírsele el sonido, el cómic con voz permitió que ésta, al suplir a la imagen, permitiese una mayor producción comercial. Claro que el cine con voz, más espectacular, como el cómic con palabras e imagen, han logrado altísimas cotas, aunque no todas las que cabe esperar de las fabulosas posibilidades que ofrece la imagen.

Porque el cine, como el cómic, debe estar sometido a la expresión visible de las cosas. Deben ser imagen sobre todo. No puede ser cine, ni debe serlo, aunque desgraciadamente este cine es el que más abunda, el cine en que un se&nitlde;or y una se&nitlde;ora, emplazados en planos diferentes, nos cuentan, en su conversación, la historia. Y tampoco puede ser cómic esas secuencias en que las cabezas de los protagonistas nos relatan el argumento, por muy apasionante que éste sea.

El cine y el cómic nacieron para ser imagen, representación de seres y cosas que nos lleve a recorrer todo el espacio de los sentidos, desde el dolor hasta la alegría.

aquellos dibujos que describo al principio, aquellos que por una sucesión de movimientos, al pasar con rapidez las hojas del bloc donde estaban impresos, nos daban la sensación de que saltaban y bailaban, aquellos, digo, fueron el punto de partida de este séptimo arte que deben compartir por igual el cine y el cómic, ese arte que no puede ni debe degenerar en la voz de su misión esencial: la imagen.

Por esto, cuando un dibujante, al realizar su cómic, procura que sus dibujos no dejen resquicio por el que pueda escapar una falsa interpretación o lo deje intencionalmente para entendimiento o interpretación de los lectores, a los que apasionará por su interés hasta el fin, ese cómic pasará de generación en generación y se inmortalizará. Como esos, aún escasos pero inmarchitables, entre los que se cuenta nuestro GUERRERO DEL aNTIFaZ.

J. Soriano Izquierdo para el número 71 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

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