EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

L A S   B U F A R A D A S

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

Las bufaradas

No cabe duda de que el cómic se reafirma con la creación de las "bufaradas" o "bocadillos" que simulas las voces de los personajes, simbiosis de voz e imagen. Puede que alguien sepa quien fue el primero en utilizar este procedimiento que revolucionó la historieta. Yo nunca tuve aspiraciones de investigador y es posible, incluso, que pasara por mis manos, y en España, el primer dibujo en el que un personaje expresase, por medio de una "bufeta" -en valenciano se denominaban así unos globos que se hinchaban con la boca y que al soltar el aire producían un sonido que hacía el efecto del lloro de un bebé-, bufarada o bocadillo, su voz y pensamiento. Lo más parecido que recuerdo son aquellas fotografías en las que podía verse, dentro de una nube que flotaba sobre la cabeza del fotografíado, la imagen del hombre o la mujer que el retratado figuraba tener constantemente en la memoria.

Recuerdo unos cuadernos apaisados que editó T.B.O. allá por los años 192 ó 23, en un intento de hacer llegar a los niños las grandes obras de la literatura universal -MIGUEL STROGOFF O EL CORREO DEL ZAR, creo recordar era una de ellas-, en las que al pie de unas extraordinarias ilustraciones perfectamente recuadradas y seis u ocho por página, se reproducía con letras de imprenta, amazocotada y de dificultosa lectura, el texto de la adaptación de la novela. Esto, por aquellos días, no tuvo el éxito que el propósito merecía, quizá porque entonces la población analfabeta de España rayaba casi en el cincuenta por cien y los pudientes, con medios para adquirirlos, apenas si llegaba al treinta.

He sacado esto a colación para manifestar que aún por aquellos años no habían aparecido en España las historietas con textos en bufaradas, bocadillos o nubecillas, que tanto contribuyeron a la captación e incremento del cómic.

En cambio sorprendieron mucho los primeros intentos de la fusión del texto con la imagen, aparecidos en el T.B.O. y algunas de las publicaciones infantiles españolas de la época. Quizás la tremenda desproporción de los textos y la bufarada, que pesaban enormemente sobre el dibujo, lo hacía ingrato. El formidable dibujante Demetrio en un personajes suyos, LOLIN Y BOBITO, que publicaba en el semanario "CRONICA", utilizó el sistema; pero resultaba farragoso y pesado sobre unos muñecos simpáticos y deliciosos que se movían entre unos textos que los asfixiaban.

Lo cierto es que nadie puede asumir la paternidad de esta idea tan de dominio público, que nos llegó, como las papas y el tabaco, desde la América que descubriera colón, con las primeras aventuras publicadas en España en las que los personajes se movían, en una composición grata y agradable, entre los paisajes y las bufaradas que componían las viñetas.

La verdad es que el hallazgo de la bufarada contribuyó en gran manera al auge del cómic, este medio de arte indiscutible capaz de llevar a todas las mentes el afán de saber, conocer y entretenerse, utilizando y aprovechando el escaso tiempo de que disponemos en este ajetreo diario que nos tienen comprometidas todas las horas del día.

J. Soriano Izquierdo para el número 72 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



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