L O S C U A D E R N O S D E A V E N T U R A S
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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.
Los cuadernos de aventurasSi es cierto que aquellos cuadernos de aventuras, aparecidos meses después de haber terminado la guerra civil española, fueron la reafirmación del cómic en España, no lo es menos que ello se debió a las condiciones para editar que concurrían en aquellos momentos. Apenas si existían en el mercado publicaciones de entretenimiento para jóvenes y niños. Chicos, Flechas y Pelayos, Maravillas, Mis Chicas y algunas publicaciones de régimen interno que editaban los colegios religiosos, era todo. Y esto agravado por las cotas axfisiantes que condicionaban los límites de aquellas publicaciones y la incertidumbre, por carecer entonces de una legislación adecuada para ellas, de hasta dónde podía llegarse. La aparición de los primeros cuadernos de aventuras, llamados "panfletos" comerciales, por no encajar en la categoría de revista o periódico, se debió, sin duda alguna, al único medio encontrado por los editores que quisieron dedicar sus producciones al mundo joven e infantil. Sólo podían editarse cuadernos de edición única, de no más de dieciséis páginas que autorizaban las Delegaciones Provinciales de Prensa dependientes del Ministerio. Y así pudieron ser las decenas y decenas de títulos que aparecieron en el mercado: fábulas, cuentos, historias, leyendas, humor, aventuras, que empobrecieron a unos y enriquecieron a otros, y sirvieron de yunque donde se forjaron la gran mayoría de los guionistas y dibujantes españoles que dieron categoría universal al cómic español. Ahí están nuestro ROBERTO ALCAZAR Y PEDRIN, al que no regatearon su colaboración, como guionistas, periodistas, autores teatrales, novelistas, poetas y profesores, de los que nos es grato recordar a Juan Puerto, J. Bendala, Jordán y Jover, JJ. MA Latorre, M. Quesada, Juan Soriano, Alfonso Arizmendi, Miguel Alejandro, Maxi Thous, López Sellés, Vicente Tortajada y Federico Amorós. Y también la obra de Manuel Gago, inolvidable y admirado, con su GUERRERO DEL ANTIFAZ, LA PANDILLA DE LOS SIETE, EL PEQUEÑO LUCHADOR, PURK, EL HOMBRE DE PIEDRA, EL ESPADACHIN ENMASCARADO, EL HIJO DE LA JUNGLA y EL AGUILUCHO, por mencionar sólo los de más éxito de los veintitantos títulos que hizo para nuestra editora desde sus inicios en 1942, y con los que contribuyó al gran auge del cómic español que propiciaron los referidos cuadernos de aventuras. Y me he referido sólo a parte de la producción de la Editora Valenciana y no menciono, pues necesitaría muchísimo más espacio del que no dispongo para referir, los cuadernos que editaron las restantes editoriales españolas: cientos de títulos y muchas auténticas obras de arte, que luchaban entre sí para atraerse la preferencia de los lectores. Y ahora, cuando un régimen de auténtica libertad permite a los editores hacer lo que desean, los cuadernos casi han desaparecido del mercado y unas publicaciones más caras y ambiciosas, con pretensiones presuntuosas de imponer sistemas metafísicos y metafóricos a los lectores del cómic, arrumbaron la posibilidad de creación y continuidad de cuadernos como aquéllos, que tanto contribuyeron al prestigio del cómic español y con los que todos lo pasábamos bomba. J. Soriano Izquierdo para el número 74 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.
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