EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

¿ I N F L U E N C I A ?

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

¿Influencia?

No puede decirse que la niñez de Manuel Gago estuviese rodeada de muchos incentivos que o indujesen a ser dibujante. Nace durante la dictadura de Primo de rivera, que duró del 13 de septiembre de 1923 al 12 de febrero de 1931, cuando Gago ha cumplido los seis años. En esta edad los niños ya gustan de ver estampas y empiezan a fijarse en los dibujos. Gago, posiblemente, se divertiría viendo el “T.B.O.”, “La Risa”, “Pulgarcito”, “Crispín”, “Colorín”, y puede que algunas otras revistas infantiles que se publicaron entonces; pero por estar constituidas por historietas explicadas con textos al pie de los recuadros, no creo que despertasen mucho interés en un niño de su edad.

Pero se proclama la segunda República Española, y es durante su curso, ya por los años 1934 y 35, cuando aparecen las publicaciones infantiles que posiblemente lo inclinasen a ser dibujante. Son éstas, entre otras “yumbo” y el “Aventurero”, que publican series de Flash Gordon, Tim Tyler, Shirley, King, el sabueso de la Policía Montada, Radio Patrulla, Red Barry, Merlin el Mago, Flecha de Oro, y el Agente Secreto X-9, entre otras que, los que entonces ya las buscábamos, conseguíamos de ediciones extranjeras o en aquellos fabulosos complementos dominicales de “La Prensa” de Buenos Aires, en los que, además de algunos de los títulos mencionados encontrábamos las aventuras de Educando a Papá de Geo M. Manus, la célebre BLONDIE de Chic Young, tan divulgadas en nuestro JAIMITO con el título de LORENZO PARACHOQUES, Los Pilluelos, El vagabundo, El Gato Félix y otras que nos maravillaron por la expresión de sus viñetas, continuidad gráfica y facilidad para visionarlas. Pero entonces Manuel Gago sólo tiene nueve o diez años, y aunque estas nuevas formas atraen por la claridad de sus dibujos y colorido, en cambio, saben a poco. Cada semana y de cada aventura de las reseñadas, se daba una sola página, que si bien despertaron gran interés y disfrutaron de una audiencia masiva por sus temas y extraordinarios dibujos, resultaban lentas e irritantes para nuestro gusto, pues las aventuras, dadas en tan pequeñas dosis, desesperaban a los lectores, que tenían que esperar, semana tras semana, para conocer el desenlace que nunca llegaba.

Se nos estaba imponiendo un nuevo sistema que no acabábamos de aceptar, pero al que ya nos habían acostumbrado allá por los años veinte de nuestro siglo, con sus series cinematográficas por episodios que se cortaban cuando más decisiva, peligrosa o incierta era la escena. fueron películas que interpretaron e hicieron famosos Eddie Polo, enry Ford, El conde Hugo, William Dunkan, Henry Carey, Cayena, Tom Mix y otros, que nos dejaban, hasta la visión del siguiente episodio, con el alma en vilo por la situación tan peligrosa en que quedaban el final de cada episodio.

Insisto, si posiblemente Manuel Gago fue influido por los dibujos de aquellas series que pudo ver, durante los tres o cuatro años que pudo disfrutarlas, una tremenda circunstancia lo privaría de ellas: la guerra civil española.

J. Soriano Izquierdo para el número 76 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



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