EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

R A Z O N    Y    C A U S A

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

Razón y causa

Imagino en los albores de la vida de la humanidad, la de hombres que verían como un fruto o una piedra rodaban por el suelo sin sospechar lo que aquel rodar podría proporcionarles. Y que, seguramente, pasarían años y años hasta que un observador sería capaz de aplicar el rodar aquel para el transporte de grandes pesos. Primero sobre gruesos troncos, que también rodaban sobre el suelo como aquellas piedras y aquellos frutos, y más tarde con la rueda, que constituyó el invento que hizo posible el progreso de la humanidad.

Esto es lo primero que acude a nuestra mente cuando tratamos de hallar la razón de aquello cuyo origen se difumina en el pasado.

Analizando las circunstancias que explican la mayoría de los inventarios que benefician a la humanidad, llegaremos a la conclusión de que sólo la necesidad fue capaz de hacer que el hombre aguzase a su ingenio, redoblando su capacidad de estudio y observación, para descubrir los medios que le permitiesen solucionar sus necesidades. Así, con la rueda, pudo transportar los grandes pesos; con el barco, remontar los ríos y cruzar los mares; con la imprenta, divulgar su saber; con la medicina, curar sus enfermedades; y –para terminar y no hacer exhaustivas estas estimaciones- con la aviación ganar tiempo. Ese tiempo, calificado como oro, que nos obliga a distribuirlo de manera que alcance para atender nuestros deberes, nuestro descanso, nuestras necesidades e incluso nuestro recreo.

Si, creo que el cómic fue consecuencia de la falta de tiempo para el ocio. El progreso hizo crecer las ciudades, las distancias, los desplazamientos; produjo costumbres de subordinación y acortó de tal modo nuestro tiempo para satisfacer el afán de saber y entretenimiento, que ya las lecturas de evasión se hicieron prácticamente imposibles.

El cómic, las imágenes que supieron las pesadas descripciones de los libros, y unos breves textos, para significar transiciones o los sentimientos de los personajes, simplificaron de tal modo la visión y lectura de los cuadernos, que éstos invadieron los hogares, las fábricas, talleres, , campos, aulas y colegios para ser vistos y poder ser leídos en los breves espacios de los almuerzos, los recreos e incluso durante los recurridos hacia los lugares de trabajo y estudio.

El atractivo de las imágenes hizo que fuesen visionados incluso por personas que no sabían leer, y a las que el incentivo de los dibujos predispusieron para aprender el alfabeto.

Sí, puede que fuese la falta de tiempo la auténtica razón del origen del cómic. Esta y la tremenda entrega de los esforzados que lo hicieron posible dibujando viñeta tras viñeta, repitiendo, cientos de veces, los escenarios y los personajes, para hacerlo posible, creando el medio de difusión más extraordinario y prometedor del futuro.

Y no olvidemos a los hombres que en nuestra Patria contribuyeron al éxito de su difusión. Y entre los Zirinios, J. Dalmau, A. Moreno, J. Blasco, E. Freixas, F. Blanes, Buylla, Bayo, E. Maroto, E. Sió, los hermanos De la Fuente, Quesada, Ortiz, González, M. Alonso, J. Grau, Berrocal, Ambrosio, E. Vañó, Mariscal, Sento, Nike, Beltrán, Giménez Escobar, Sanchís, Nin, Palop y tantos y tantos esforzados, al hombre que fue capaz de crear cincuenta series de las que destacaron, por haber alcanzado centenares de episodios, EL PEQUEÑO LUCHADOR, PURJ, EL HOMBRE DE PIEDRA, EL ESPADACHIN ENMASCARADO y EL GUERRERO DEL ANTIFAZ. Naturalmente, me refiero al inolvidable e insustituible Manuel Gago.

J. Soriano Izquierdo para el número 81 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

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