EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

L O    Q U E    N O S    F A L T A

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

Lo que nos falta

Pese a prever lo qué iba a deparar el cómic la gran demanda que se hizo de las primeras publicaciones gráficas, las que referían con imágenes comprensivas y agradables lo que, hasta entonces, se describía a través de amazocotados ladrillos de tipos de imprenta, nunca imaginé que llegase a alcanzar la expansión e influencia que tiene en el mundo. Y, mucho menos, la gran cantidad de empleos y dependencias que ha generado como consecuencia de su arraigo.

Cuando he querido saber la razón de su éxito en nuestra patria, siempre me he sentido llamado por la circunstancia que se produjo al aparecer, allá por el año 1917, la publicación que daría nombre castellano a lo llamamos cómic. Contrariamente a las publicaciones llamadas infantiles que hasta entonces se habían publicado: “El amigo de la niñez”, “El faro de los niños”, “El camarada”, “ABC infantil”, “La Aurora”, “La Juventud”, “Los Niños”, “Ilustración Infantil”, y otras muchas que se habían publicado en España desde 1850, T.B.O. no pretendió ser una publicación educadora. Era una publicación para entretener y divertir. Sin bloques de texto, eminentemente gráfica, buscaba en cada chiste o cada historieta la sonrisa de los lectores. Apareció, al precio de 5 céntimos, con un chiste del dibujante Donaz como portada. Más tarde ésta sería ocupada por una historieta protagonizada por un niño vestido de marinero, al que, en la cinta de su gorro se le podía leer el nombre: T.B.O. Dibujado por Opisno fue uno de los primeros personajes del cómic español. Se decía que era la revista que podían leer hasta los analfabetos, y era cierto. La compraban muchos de ellos –y doy fe porque les vendí muchas- que seguramente lo pasaban bomba “leyendo” los gráficos de sus comprensibles historietas, llamadas mudas algunas de ellas.

Era aquello lo que me hacía tener confianza en las posibilidades de futuro para el cómic. Un futuro que no acertaba a comprender del todo pero que intuía formidable y beneficioso para la sociedad. Y así, pocos años después, ya se reconocía que había mucha “cultura de tebeo”. Era la de aquellos que apenas habían podido ir a la escuela y, sin darse cuenta, aprendieron de los tebeos los cien o mil datos elementales de geografía, historia, ciencia, zoología, arte, naturaleza, que en “un poco de cada cosa” enriquecieron sus inteligencias.

Y cuando nuestra nación es invadida por los comics de América y Europa, llenos de héroes, intrigas y luchas, cuando los españoles entramos en el juego y hacemos nuestras propias aventuras, los ROBERTO ALCAZAR Y PEDRIN, EL GUERRERO DEL ANTIFAZ y otras y otras que atiborran el mercado, empiezan también a surgir los veladores que se ocupan del cómic. Los que divulgan sus virtudes, quienes nos informan y dedican libros y libros hablando del fenómeno. Los que organizan el mercado, para la venta de los derechos de publicación, de series y cuadernos de autores independientes. Los intermediarios, los agentes, los apoderados, los “marchand” que sirven a los consumidores de comics, intercalándose entre éstos y los dibujantes como profesionales retribuidos, y bien, por quienes sudan la tinta de sus dibujos.

En torno al comic ha surgido de todo como consecuencia natural de su interés y necesidad de expansión.

Sólo ya falta que la Real Academia Española de la Lengua, que limpia, fija y da esplendor al idioma castellano, también nombre un Académico de la letra C de comic. A ver si nos aclaran términos y palabras que se nos están metiendo en el idioma por causa de este fenómeno que se nos coló con el siglo y cada año está más sano, rollizo e influyente.

Y a ver si de una, en España, en lugar de comics podemos decir tebeos.

J. Soriano Izquierdo para el número 94 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



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