EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

L O S    E S C O L L O S

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete aventuras empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en varios de los ejemplares la Editorial Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

Los escollos

Cuando se está terminando la reimpresión de EL GUERRERO DEL ANTIFAZ, en homenaje a Manuel Gago, será curioso, aunque informalmente, recordar cuanto acuda a la memoria sobre los contratiempos por que tuvo que pasar la obra.

Quizá lo que más la hiciera peligrar fuese las constantes “recomendaciones” que los encargados de la censura, de la entonces Dirección General de Prensa e Información del Ministerio de Turismo, le hacían al editor y que éste se apresuraba a transmitir a Manuel Gago, por su doble valor de dibujante y guionista.

Claro que estas “recomendaciones” se hacían, específicamente cuando los censores eran reprendidos amorosamente por alguno de aquellos grupos o asociaciones que velaban para impedir que los niños aprendiesen cosas que pudiesen despertar sus instintos y sentimientos más allá de las cotas que les eran permitidas.

Así, un día aparecían recomendando que las luchas con lanzas y espadas debían suprimirse. Y, a partir de entonces, pudimos ver guerreros que portando lanzas y espadas, en los encuentros entre ellos, desaparecían éstas y los luchadores caían fulminados por arte de magia.

ˇAh! También no debían escribirse ciertas palabras: Maldito, Coger, Demonio y otras que han acabado desvaneciéndose de mi mente, podían suponer la retirada del cuaderno o, lo que era peor, la supresión de la serie.

ˇNada de que luchasen las mujeres! Las mujeres no podían tomar parte en las peleas ni ser portadoras de armas. Había que tratarlas como mujeres, dejarlas en casa haciendo labores y siempre esperando el regreso de sus prometidos o esposos, amorosamente reprimidas y resignadas.

Y mucho menos que, los que debían morir, muriesen por efecto de sus luchas a causa de un espadazo o ensartados por una lanza. En verdad, particularmente, sigo creyendo acertada la anulación de las escenas sobradas de sangre y violencia por muy que, según la historia, fuesen así realmente; pero que todos los que morían lo hiciesen por accidente p casualidad, resultaba bastante chusco.

El amor debía ser platónico, sin apetencias, resignado... En una ocasión en que Zoraida se salió de los límites que condicionaban las expresiones amorosas, se armó tal barahúnda que la publicación quedó paralizada hasta que se lapido dar vía libre de nuevo bajo la promesa de no reincidir con ello. Porque lo malo de aquello era que los cuadernos eran censurados en las Delegaciones Provinciales y, cuando, una vez publicados, llegaban a manos de aquellos grupos o asociaciones que aspiraban a constituirse en Junta Asesora de Publicaciones Infantiles, buscaban y encontraban motivos suficientes para que se notase su presencia. Esto llevaba a los editores por la calle de la amargura y metía a los guionistas y dibujantes en un tremendo laberinto del que difícilmente se podía hallarse la salida.

Así, EL GUERRERO DEL ANTIFAZ estuvo en varias ocasiones en trance de dejar de publicarse. Gracias a la tremenda habilidad para navegar por aquel mar lleno de escollos pudo, Manuel Gago, llegar con su obra hasta el último aliento de vida.

J. Soriano Izquierdo para el número 95 de la colección HOMENAJE A MANUEL GAGO.



EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

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