EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

El Guerrero del Antifaz entre moros y cristianos

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En marzo de 1981 apareció el primer ejemplar de la colección "El guerrero del Antifaz" en tomos que contenían entre cinco y siete ejemlares empezando lógicamente por el número uno. Se trata de la colección "Homenaje a Manuel Gago" y en los primeros ejemplares la Editora Valenciana publicó en las contraportadas artículos acerca de este artista.

Sobre la obra de Manuel Gago "El impulso

Es indudable que las «batallitais» que nos contaban nuestros abuelos, o las que contaron a nuestros padres los de ellos, consti­tuían en los niños de aquellas generaciones el gran aliciente que marcaba con ellos el sentimiento de heroísmo que les hacía sentir respeto y admiración por sus mayores.

Quedaban «retazos» populares de nuestra guerra de la Indepen­dencia, de las guerras Carlistas y las, por entonces más recientes, de Filipinas, Cuba y Puerto Rico, que acabaron con nuestras con­quistas americanas.

Pero había más «batallitas» que contar y quizá las que más profun­da huella dejaron en quienes fueron sus protagonistas, las de nues­tra guerra con Marruecos: Larache, Alhucemas, Annual, Alcazarqui­vir, Barranco del lobo, Río Muni... Estas sí que, hasta su fin en 1927, tras la toma de Exdir y la huida del cabecilla Abd al-Karim, dieron motivo a historias y relatos que llenaron de ilusión protagonizadora a los niños que las escucharon.

No es extraño, pues, que aquellas narraciones despertasen, en un niño que jugaba a dibujar historias, el propósito de contarlas. Pero si bien le gustaban por españolas, el escenario, los ropajes y los medios a utilizar le cerraban todos los caminos a su fantasía. Necesitaba crear personajes con independencia, acciones en las que cupiese la fantasía, ricos ropajes, escenarios amplios y emotivos, y ello le llevó a remontarse a la época en que situó las aventuras de EL GUERRERO DEL ANTIFAZ.

Y si se publicó en la España de la autarquía, era porque su autor vi. vía en ella y no como consecuencia de la misma.

Gago se lamentaba de la falta de permisividad del régimen que le obligaba a tremendos esfuerzos para poder expresar los sentimien­tos de sus personajes; pero -me comentó muchas veces- nunca habría llegado más allá de las cotas aconsejadas por su moral cris­tiana.

Hay un límite -decía-, y el más importante es el respeto que se merecen los lectores.

J. Soriano Izquierdo para el número 28 de "EL GUERRERO DEL ANTIFAZ HOMENAJE A MANUEL GAGO".



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