Texto de Manuel Gago García
Abajo en los subterráneos, fuertemente amarrados con cadenas, hallábanse el Guerrero del Antifaz y Fernando. El primero contenía con férrea voluntad los lastimosos ayes que queríanse escapar de su boca, ante los bárbaros latigazos que el traidor Kaladí descargaba sobre su cuerpo, sin preocuparse lo más mínimo de la herida que la aviesa flecha abriera en sus carnes, no muy profunda gracias a la protección de la cota de malla que siempre llevaba.
-¡Traidor! -gritó Fernando fuera de sí- ¡Es una cobardía flagelar a un hombre indefenso cuando no te atreves a medir sus fuerzas con él!...
No satisfecha del todo su venganza, Kaladí abandonó la mazmorra con irónica sonrisa en los labios. Los prisioneros sabían que el malvado moro no tardaría en hacerles otra visita, y meditaron acerca del modo en que podían escapar de su encierro, convenciéndose de que era poco menos que imposible; mas cuando nuestro héroe se hallaba algo debilitado por la sangre vertida por su herida.
El Guerrero del Antifaz quiso hablar pero la joven le contuvo con un gesto amable:
Luego, Xara, fue más explícita con los prisioneros.
Imágenes cortesía de mi amigo Javier Selva de Barcelona, coleccionista de comics con parada propia en el conocido Mercado de San Antonio de Barcelona, donde se le puede encontrar cada domingo por la mañana en la parada número 219 (lado calle Urgell). También puedes visitar su página web de venta de tebeo antiguo y moderno haciendo click en la imagen del Guerrero:
Las páginas de "El Guerrero del Antifaz"
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