CON LA CRUZ EN EL PECHO
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Texto de Manuel Gago GarcíaEl conde sólo compartió su secreto con la hija de su vecino, el conde de Torres, la cual le consoló con tiernas y dulces palabras. -No os desaniméis... Tengo el presentimiento de que vuestro hijo volverá. Pero el hijo desapareció, y en su lugar tomó forma para terror de Alí Kan, que no había muerto, un misterioso y solitario guerrero cristiano que se cubría con un antifaz. Los moros dieron en llamarle "El Guerrero del Antifaz", y se convirtió para ellos en una pesadilla. Agil, fuerte como un toro, terrible con las armas, les hostigaba sin cesar. Un día, el Guerrero del Antifaz cayó herido y fue recogido por el conde de Torres, que luchaba entonces contra la morisma en las avanzadas cristianas, y éste le trasladó a su castilo, respetando su secreto.
Allí, la condesita Ana María conoció al Guerrero del Antifaz, al que reconoce hijo del conde de Roca y le insta a que vuelva junto a su padre. El conde de Roca recupera parte de su fortaleza al recobrar a un hijo ignoto y la condesita se enamora del gentil enmascarado.
Pero entre los cristianos había gente que deseaba encontar al hijo de Alí Kan, que había dado muerte a muchos caballeros y guerreros, y el joven Guerrero del Antifaz comprende que no puede descubrir su secreto, ni despojarse del antifaz. El guerrero enmascarado tiene que seguir su destino y pagar su culpa, que no es suya, guerreando sin cesar contra los moros, renunciando a la nobleza que le corresponde y a la joven condesita a quien ama también.
Más tarde su padre muere y, desesperado, el Guerrero se lanza a fantásticas aventuras, que damos aquí comienzo después de significar la personalidad de nuestro héroe. El Guerrero del Antifaz y el jovenzuelo Fernando, a quien Alí Kan dejó sin familia, se hacen buenos amigos y marchan juntos sedientos de venganza.
Comienzo
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